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Sobre Mi

Mi nombre es Ornella, soy médium.

Pero eso seguramente es algo que ya sabías… Y si llegaste aquí es porque quieres conocer un poquito más de mí.

Cuando tenía nueve años falleció mi abuelo paterno “El Nonno Pedro”, fue mi primera gran pérdida y lloré como nunca había llorado.

Mi tía Andrea me intentaba consolar pero yo le repetía una y otra vez que “me dolía el corazón”.

Se me ocurrió escribirle una carta a mi Nonno y pegarla en un ventanal que daba al cielo (donde me dijeron que se había ido) para que así pudiera leerla.

Todo lo que quería, era decirle que lo extrañaba muchísimo y preguntarle si se sentía bien en ese lugar mágico sobre el que me habían contado.

La carta comenzó a despegarse como si alguien la estuviera tironeando y se cayó al piso, en el momento que me acerqué a ver que sucedía, escuché en mi cabeza, como si de un pensamiento se tratara, la voz de mi Nonno: “Yo también te extraño, estoy bien y feliz”.

Corriendo, fui a contarle a mi madre lo sucedido, ella me respondió: “Los muertos no hablan, así que no digas sonseras…”

Mi madre no tuvo ninguna mala intención, sólo dijo eso porque ignoraba por completo este don llamado mediumnidad. 

A medida que fui creciendo seguía recibiendo mensajes, pero continuaba  muy apegada a las palabras de mi madre… percibía y vivía mi don como si fueran solamente ideas mías.

También tuve varios sueños premonitorios y visiones de situaciones que se me presentaban antes de que acontecieran. 

Esto me llevó a tener problemas, o a que en mi grupo de amigos me miraran con extrañeza. Y cuando uno es chico, lo que menos quiere es ser diferente y destacar.

Así que bloqueé todo por completo. 

Pasaron varios años y a mis 29 decidí comenzar el camino de la sanación y búsqueda de respuestas.

De esta manera, me adentré en el mundo de diversas terapias alternativas, como apertura de registros akáshicos, reiki, sanación con péndulo, homeopatía, entre otras… 

Aprender a meditar fue clave para mí, porque de esa manera volví a conectar poco a poco con aquellas voces que siempre me guiaron.

A mediados de 2021 un amigo vino a mi casa porque estaba pasando una situación bastante complicada y necesitaba de mi apoyo.

Estábamos hablando en la mesa del comedor, él se quiebra y comienza a llorar… en ese momento a su derecha se me aparece su padre, fallecido unos meses atrás. El papá me mira y me dice: “Podés decirle que todo va a estar bien, que no se preocupe”.

Yo me quedé de piedra, casi no podía hablar y solo atiné a llorar de la emoción.

Al ver que yo no estaba comunicando el mensaje a su hijo, tronó los dedos frente a mi cara y repitió “¿Podés decirle que todo va a estar bien, que no se preocupe, por favor?”.

Obviamente, ante su insistencia, trasladé el mensaje a mi amigo, quien lloraba conmigo y me preguntó… “¿Cómo lo viste?” Le conté que su papá  se me presentaba con una remera roja cuello polo puesta y se encontraba muy bien…

Ante su extrañeza, ya que el padre no usaba ese estilo de ropa… volví a decirle que tal vez sólo se mostró así para atraer mi atención.

Unos días más tarde recibo un mensaje de mi amigo que decía: “Orne, le pregunté a mi hermano y papa falleció con una remera roja cuello polo puesta”.

De allí en más, todo fue sucediéndose a pasos agigantados, empecé a investigar, estudiar y profundizar sobre mi don, a aprender a controlarlo, a medir mi gasto energético, etc…

Me concentré en aprender y a día de hoy sigo en este sendero de formación personal, agradezco a todos y cada uno de los maestros que se han presentado para ayudarme.

Cuando uno abre la puerta al trabajo personal sobre sí mismo, en el camino aparecen diversos maestros, que van cambiando según los tiempos y la situación evolutiva de cada persona… esto es más que normal. Mi experiencia para compartir con ustedes es que no dejen nunca de aprender, no se queden quietos… Comiencen su propia senda de sanación personal y será evidente cómo afloran los dones.

Amo lo que hago, aunque no siempre es fácil… 

Sigo trabajando sobre mí,  en mi sanación, sigo estudiando, trato de evolucionar no sólo como ser humano, sino también como terapeuta.

Gracias por animarte, gracias por leerme… !

Te envió un cálido abrazo, 

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